Al sur del Gran Atlas marroquí se extienden diferentes oasis de extraordinaria belleza, en los que se ha desarrollado a lo largo de los siglos una arquitectura muy especial, hecha de tierra cruda y basada en el principio de la fortificación.
Este viaje nos ofrece la oportunidad de conocer los diferentes modelos y sistemas constructivos de los valles presaháricos.
A lo largo del circuito podremos apreciar las diferencias entre ksur (pueblos amurallados) de tradición sedentaria, otros levantados en una época tardía por tribus de origen nómada, casbas pensadas para la defensa, casbas de gobierno, casbas de representación o de residencia, graneros, morabitos, zagüías, torres de vigilancia, mezquitas y otros edificios. También tendremos oportunidad de comprobar el estado actual del patrimonio, con monumentos habitados, otros en ruinas, otros conservados por la intervención de los poderes públicos, otros rehabilitados como negocios turísticos y otros en los que las tentativas de recuperación han fracasado por diferentes motivos a analizar.
Día 1 – Llegamos al aeropuerto de Ouarzazate a media noche. Nos trasladamos al oasis de Skoura y nos instalamos en la casba Ben Moro, levantada probablemente en el siglo XVIII y actualmente transformada en hotel.
Día 2 – Tras el desayuno, un recorrido por los patios y terrazas del propio hotel nos sirve de introducción al conocimiento de las casbas. A continuación, un paseo a pie por el palmeral nos lleva a la casba de Amerhidil, con su anexo lleno de objetos tradicionales. Este edificio es un buen ejemplo del proceso de ampliación y transformación vivido por la mayor parte de las fortalezas de Skoura. En el camino de regreso al hotel pasamos por las ruinas del granero marabútico de Sidi Aissa, donde el mausoleo del santo ha sido restaurado hace poco.
Vamos acto seguido a la tighremt o casba de Ait Kassi, en la que comemos y contemplamos un par de salas donde se guardan colecciones de antigüedades locales. Acabada a mediados del siglo XX, incluye los salones amplios y bien iluminados propios de este periodo tardío, si bien mantiene una estructura muy tradicional, sin patio.
Por la tarde subimos a las Gargantas del Dadès, descubriendo en el camino algunas otras fortificaciones de gran valor estético, y acabamos la etapa en Tinerhir. Cena y alojamiento en el Hotel Tomboctou, casba rehabilitada por iniciativa de Roger Mimó en 1994.
Día 3 – Tras el desayuno damos una vuelta a pie por los campos de cultivo y por el ksar Afanour, un importante pueblo amurallado que hoy se halla en ruinas. En su interior visitamos la magnífica mezquita Ikelane, que hacía funciones de universidad coránica y residencia de estudiantes y que ha sido restaurada recientemente. En ella se distinguen todos los elementos propios de las mezquitas de esta región, como la sala de abluciones con su pozo, la sala de oración y otras dependencias.
De regreso, efectuamos una visita detallada de la propia casba del Cheikh Bassou, transformada ahora en hotel Tomboctou. Construida en 1944 por un personaje importante dentro del mundo de la política marroquí, nos muestra el paso de la tighremt de defensa a la tighremt de representación y recepción, con un patio bastante amplio rodeado de columnas y arcos.
Por la tarde vamos a ver el ksar Asfalou, con su barrio judío, su doble muralla y sus viviendas colgadas al borde del barranco.
Hacia la puesta de sol subimos a las ruinas de la casba de El Glaoui, desde donde se domina todo el valle.
Por la noche, proyección de diapositivas sobre la arquitectura de tierra en Marruecos, cena y alojamiento en el Hotel Tomboctou.
Día 4 – Después de desayunar, nos encaminamos a las gargantas del Todra, fenómeno de la naturaleza con paredes de 300 metros de desnivel. Por este cañón nos adentramos en la cadena del Gran Atlas durante 18 Km., al término de los cuales encontramos Tamtatoucht. Se trata de un pueblo con nueve casbas de principios del siglo XX y una situación muy especial en medio de los campos verdes.
Desde allí continuamos hacia Ait Hani y Assoul, por paisajes de alta montaña, llegando a Imiter. Esta aldea se halla colgada al pie de un formidable risco. Después, por las gargantas de Amsad, bajamos al valle del Gheris, en el que hallamos un elevado número de ksur y algunas torres de vigilancia aisladas, otro de los modelos constructivos propios de esta región. Visitamos el ksar Ait Yahia, uno de los más importantes del valle y aún habitado, así como el ksar Igoulmimen, que ha sido objeto de un plan de rehabilitación desdichadamente inacabado por diferentes motivos a analizar.
A última hora de la tarde llegamos a El Khorbat, donde cenamos y nos alojamos en antiguas viviendas restauradas dentro del ksar.
Día 5 – Tras el desayuno recorremos El Khorbat Oujdid, ejemplo perfecto de ksar construido de una sola vez a mediados del siglo XIX por una tribu de origen nómada, con una estructura absolutamente regular y la mansión del jefe de tribu en medio. Dicho ksar está siendo restaurado gracias a la cooperación internacional, sobre todo con la ayuda del Colegio de Aparejadores de Barcelona.
Dentro del mismo recinto visitamos el Museo de los Oasis, que cuenta con una veintena de salas dedicadas a explicar los diferentes aspectos de la vida tradicional de la región. Más allá encontramos la sede de la Asociación para el Patrimonio y el Desarrollo Sostenible, donde las mujeres llevan a cabo diferentes labores artesanales. También penetramos en una morada del ksar para ver como se ha vivido en él hasta hoy.
Después vamos a El Khorbat Akedim, mucho más antiguo y complicado, erigido probablemente hacia el siglo XV por una población de raíces sedentarias. Desde allí, un agradable paseo por el palmeral nos conduce al morabito de Sidi Bou Guercif, una de esas tumbas de santos habituales en la región.
Por la tarde nos trasladamos a la zagüía de Sidi l’Houari, donde apreciamos la estructura de una agrupación sufí en pleno funcionamiento. Incluye una gran sala de recepción, una escuela coránica, una mezquita con su alminar de tierra cruda, un jardín, establos, una antigua biblioteca y la tumba del fundador cubierta por una cúpula.
Para acabar la jornada, vamos a ver una de las jetaras o canales subterráneos que conducen el agua al oasis, todavía en uso. Cena y alojamiento en El Khorbat.
Día 6 – Después del desayuno, emprendemos la carretera de Erfoud y Rissani. Cerca de esta última ciudad, conocida por su bullicioso mercado, nos adentramos en un circuito por el palmeral del Tafilalet. Allí encontramos en primer lugar el pueblo de alfareros de Charfat Bahaj y luego el ksar Tingheras, colgado sobre una loma desde la que obtenemos una vista panorámica sobre el conjunto del oasis.
A continuación vamos a la fortaleza de Oulad Abdelhalim, que fue la residencia del representante del sultán en la región, y al palacio de El Fida, transformado ahora en museo. Tanto en uno como en otro observamos las influencias artísticas de Fez, habituales en el Tafilalet a causa de los vínculos comerciales existentes a lo largo de la historia.
Finalmente vamos a pasar la tarde en las dunas del Erg Chebbi, donde es posible pasear a pie o contratar dromedarios para dar una vuelta. Cenamos y nos alojamos en un hotel a pie de dunas.
Día 7 – Tras el desayuno volvemos a Rissani para tomar la carretera de Tazzarine y Nkob, que discurre por un paisaje sahariano con acacias y pequeños oasis. En la última localidad nos detenemos a visitar un pequeño museo de tradiciones de la tribu Ait Atá y a comer en una casba transformada en hotel.
Por la tarde el desierto deja paso al frondoso y amplio valle del Draâ, del que recorremos unos 30 Km. hasta Tamnougalt. Este ksar, antigua capital de la tribu Mezguida, ha sido objeto de un plan de rehabilitación y cuenta con diferentes casbas en su interior, levantadas por los sucesivos caídes a lo largo de los tres últimos siglos. También hallamos restos de la sinagoga en el barrio judío, ahora en ruinas.
Cena y alojamiento cerca de Tamnougalt.
Día 8 – Tras desayunar, nos trasladamos a Tasla para ver una mansión del antiguo ksar transformada en museo. Desde allí continuamos hacia Taznakht y Ait Ben Haddou, un ksar que ha sido clasificado por la UNESCO patrimonio mundial y que en estos momentos está siendo restaurado por el Ministerio de Cultura marroquí.
Después vamos a comer a la casba de Tifoultout, la primera de estas construcciones que fue rehabilitada con un objetivo turístico. Su amplio patio y su decoración de yeso esculpido son claras influencias del estilo arquitectónico de Marrakech.
Llegamos a Ouarzazate por la tarde. Allí visitamos la casba de El Glaoui en Taourirt, que fue la sede del gobierno de la región hasta 1956 y constituye el modelo perfecto de fortificación de los representantes del Estado, con influencias urbanas considerables en los acabados. En su interior encontramos las oficinas del CERKAS, organismo encargado de la protección del patrimonio arquitectónico del sur de Marruecos.
Cena y alojamiento en una casa de huéspedes junto a la casba de Tamesla, más conocida como “de las cigüeñas”.
Día 9 – Nos trasladamos de nuestro alojamiento al aeropuerto de Ouarzazate a primera hora de la mañana.